jueves, 8 de abril de 2010

Las Cuentas por Cobrar

En todas las empresas lo mas importante son los clientes; los hay de los que compran de contado y de los que también lo hacen a crédito.

El otorgar crédito por parte de una empresa es de vital importancia si se desea que sus operaciones se vean incrementadas considerablemente. Para ello se debe contar con un departamento exclusivo para el manejo de las cuentas por cobrar. El tamaño de este departamento dependerá siempre del volumen de las operaciones que se realicen bajo este concepto.

La base para el buen funcionamiento de este departamento es la definición de las Políticas para el otorgamiento del crédito y los requisitos para el mismo. Estas políticas podrían variar dependiendo -en gran parte- del giro del negocio.

En términos generales se podrían definir los siguientes puntos básicos para la definición de las políticas:

- Antigüedad del cliente. Se refiere a la fecha en que se inicio relación comercial con él. Podría definirse que para considerarse candidato la antigüedad no podrá ser menor de un año.

- Compras realizadas. Este concepto es muy importante definirlo pues en ocasiones las compras no son significativas y acarrean gastos por manejo de cuenta que son inevitables.

- Información del cliente. Aquí es bueno separar los requisitos para personas físicas y personas morales.

- Responsables solidarios. Aquí se definirán los requisitos que deberán tener las personas que vayan a respaldar las operaciones a crédito.

- Plazo del Crédito. Para definir este punto se deberá tomar en cuenta la disposición financiera de la empresa, es decir, cuanto tiempo puede financiar la operación a crédito.

- Procedimiento de cobro. Aquí se definen las formas y maneras de la recuperación del crédito, incluso se deberán definir en caso de incumplimiento del pago.

- Límite del Crédito. Esto sería el monto que la empresa está dispuesta a financiar.

Las políticas de crédito dan la pauta para determinar si se debe conceder crédito -o no- a un cliente y el monto del mismo. La no aplicación de las políticas, o su aplicación parcial, pondría en riesgo la operación total de la empresa. Unas políticas deficientes también harían lo mismo.

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