Desde hace tiempo, las firmas de auditoría, además de gozar de enormes ganancias, cuentan con cierta protección que los libra de estar expuestos legalmente a las demandas por fraudes financieros que introducen los inversionistas.
Las firmas, tales como PriceWaterhouseCoopers, KPMG International, Deloitte Touche Tohmatsu y Ernst & Young, se salvan de disputas legales alegando que son una red de empresas de miembros independientes que se encuentran unidas sólo por una oficina administrativa en común. De esta forma, incluso las penalizaciones más fuertes no pueden derrumbar toda la organización, ya que los activos se encuentran distribuidos entre todos los socios.