lunes, 29 de marzo de 2010

Por qué es inteligente ser optimista

La economía estadounidense está tan mal que la pérdida de sólo un cuarto de millón de empleos en julio fue recibida como una buena noticia.

El desempleo y los embargos siguen aumentando en la peor crisis económica desde los años treinta. Los costos médicos están fuera de control. Y los científicos aseguran que si no se aplica un costoso programa para revertir el calentamiento global, terminaremos incinerándonos a nosotros mismos.

Así que no es de extrañar que según un reciente sondeo de opinión realizado en los EUA 53% de los estadounidenses creen que el panorama está cada vez peor mientras que 42% considera que la situación está mejorando. Sin embargo, debemos recordar que así como la gente se vuelve demasiado exuberante en los buenos tiempos, también se vuelve demasiado pesimista en los malos tiempos.

Aunque la economía continúa en un hueco y podría empeorar, nadie sabe con exactitud qué sucederá. Lo prudente es que nos preparemos para todas las posibilidades, incluso para las mejores.

Debemos ser optimistas al menos por dos razones. Primero, aunque dolorosas, las recesiones pueden allanar el camino para el crecimiento futuro. Como dijo el economista Joseph A. Schumpeter en 1942, la “destrucción creativa” acaba con los negocios moribundos y nos obliga a buscar la manera de ser más útiles.

En segundo lugar, el ingenio es aditivo. El que uno o dos mil millones de personas o más hayan recibido una mejor educación en las últimas décadas y cuenten con mejores avances tecnológicos nos asegura de que ahora estamos mejor preparados para resolver problemas difíciles.

Así pues, es posible que el mundo cambie gracias a un invento proveniente de China, India o Europa del Este.

Debemos ser optimistas porque la recesión está corrigiendo los excesos de la burbuja de años pasados, cuando la economía global seguía una senda inviable. Los estadounidenses estaban gastando en grandes casas y automóviles, y la nación entera estaba pagando por un estilo de vida insostenible. Esto tenía que cambiar y ahora está cambiando.

En palabras de Roy M. Spence Jr., presidente y CEO de GSD&M Idea City, una agencia publicitaria de Austin, Texas: “Creo que estamos entrando en la nueva era de hacer las cosas mejor con menos”. Incluso la falta de capital para nuevas empresas tiene un lado positivo, pues obliga a los emprendedores a ser más eficientes. Las recesiones pueden ser terreno fértil para nuevas invenciones.

De hecho, la historia está repleta de compañías y productos que fueron inventados o lanzados en malos tiempos (desde el detergente Tide hasta la fotocopiadora Xerox). No es de extrañar, pues, que desde febrero de 2007 a febrero de 2009 haya aumentado el número de compañías registradas en el estado de California.

Un descenso de la supremacía estadounidense constituiría un duro golpe al orgullo de la nación. Incluso podría desestabilizar el equilibrio de poder alrededor de todo el globo. Pero, por otra parte, el aumento de los ingresos permitirá que otros países jueguen un mayor papel en lo que a mantener la paz se refiere.

Tomemos en cuenta, además, que ese 1,6% que aumentará nuestra calidad de vida, según algunos analistas, es un porcentaje substancial. Si se mantiene dicha tasa, sólo serán necesarias dos generaciones (45 años) para que la calidad de vida de los estadounidenses se duplique.



Fuente Original: Businessweek Magazine
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