En entrevista con Universia Knowledge@Wharton, Cristina Simón, decana de Psicología de IE University, reflexiona sobre la importancia del capital psicológico y la necesidad de valorar la personalidad de los trabajadores como un activo más de la empresa.
¿Qué es el capital psicológico?: Se trata del conjunto de características positivas de personalidad que desplegamos en la vida profesional y que puestas al servicio de los contextos de trabajo, pueden marcar una diferencia en los resultados obtenidos.
Hablamos de cuatro factores: voluntad (motivación orientada al cumplimiento de un objetivo), optimismo realista (confianza en la resolución positiva de acontecimientos futuros), resiliencia (capacidad de afrontar sostenidamente condiciones adversas o arriesgadas) y autoconfianza (seguridad en las propias capacidades para conseguir las metas propuestas), que son entrenables y pueden formar parte de los programas de formación y desarrollo de las empresas.
Hablamos de cuatro factores: voluntad (motivación orientada al cumplimiento de un objetivo), optimismo realista (confianza en la resolución positiva de acontecimientos futuros), resiliencia (capacidad de afrontar sostenidamente condiciones adversas o arriesgadas) y autoconfianza (seguridad en las propias capacidades para conseguir las metas propuestas), que son entrenables y pueden formar parte de los programas de formación y desarrollo de las empresas.
¿Cómo afecta el capital psicológico a la empresa?: Los estudios demuestran una relación entre el nivel de capital psicológico de un profesional y su rendimiento en la empresa. En los tiempos actuales las personas con grandes dosis de resiliencia y optimismo realista estarán más preparadas para afrontar incertidumbres o circunstancias adversas.
La combinación de voluntad y autoconfianza incrementan la tenacidad en la consecución de objetivos, tendiendo a generar visiones de negocio más a largo plazo, brindando mayor sostenibilidad a las empresas.
La combinación de voluntad y autoconfianza incrementan la tenacidad en la consecución de objetivos, tendiendo a generar visiones de negocio más a largo plazo, brindando mayor sostenibilidad a las empresas.
¿Cómo mantener esto en tiempos de crisis?: El capital psicológico apunta a factores propios de la persona, que ayudan a superar momentos complicados de forma más satisfactoria. Al ser desarrollable, la organización puede hacer que las personas contemplen las situaciones de crisis con mayores dosis de optimismo realista, o con actitudes más flexibles y de mayor resistencia a la frustración y la depresión.
La resiliencia y el optimismo realista, pueden ayudar a mejorar la percepción de la crisis económica, al adoptarse una visión optimista de las circunstancias que ayude a mejorar la situación personal en el largo plazo.
La resiliencia y el optimismo realista, pueden ayudar a mejorar la percepción de la crisis económica, al adoptarse una visión optimista de las circunstancias que ayude a mejorar la situación personal en el largo plazo.
¿Los departamentos de Recursos Humanos toman en cuenta el capital psicológico?: Todavía es prematuro hablar de eso. Serán los programas de formación y desarrollo (seguramente con un impulso por parte de las prácticas de coaching) los que empiecen a extender el concepto por las organizaciones.
Aunque es pronto para generalizar resultados, es muy probable que el concepto de capital psicológico sustituya a la inteligencia emocional como herramienta de desarrollo de gestores y empleados, pues cubre el doble objetivo de generar mejores resultados y crear ambientes de trabajo más saludables.
Aunque es pronto para generalizar resultados, es muy probable que el concepto de capital psicológico sustituya a la inteligencia emocional como herramienta de desarrollo de gestores y empleados, pues cubre el doble objetivo de generar mejores resultados y crear ambientes de trabajo más saludables.
Fuente Original: http://www.wharton.universia.net/