Nadie está mejor posicionado para poner al día a un nuevo CEO que su predecesor, cuyos conocimientos y sabiduría acumulada son muy valiosas durante la transición y más allá.
El líder saliente puede proveer información, entre otras, sobre:
1) Las expectativas de los empleados de alto rango.
2) Oportunidades a corto plazo listas para ser aprovechadas.
3) Cómo la junta directiva percibe la reputación y marca personal del recién llegado.
4) Las fortalezas y debilidades de los aliados internos y socios externos.
Las organizaciones y sus accionistas no quieren que un capital intelectual como este simplemente se evapore, razón por la cual casi todas las multinacionales incluyen la consulta continua de su ex ejecutivo en jefe en los contratos de retiro de la empresa – y le pagan muy bien por ello. A pesar de esto, raramente se dan discusiones en profundidad entre el CEO saliente y el entrante.
Los autores condujeron numerosas entrevistas con personas que habían presenciado al menos una transición de CEO, para investigar por qué esta discusión no ocurre rutinariamente, y para determinar la mejor forma de extraer el conocimiento del líder que sale.
Como resultado, delinean los pasos que puede tomar la organización, tales como condicionar el pago de la jubilación y otros beneficios a la celebración de estas conversaciones, hacer que el departamento de RH sea quien organice estos encuentros para eliminar cualquier incomodidad y establecer una agenda bien detallada.
También aconsejan que los dos ejecutivos se reúnan como iguales, compartan el plan de los primeros 90 días, y hablen consistentemente acerca del pasado y el futuro – a los medios y a los involucrados en la empresa.
Buena parte del conocimiento de un CEO saliente se perderá a menos que se haga un esfuerzo conciente para capturarlo. A medida que la duración en el cargo de los CEO se encoge, se hace más necesario que arranquen en sus labores rápido.