Hay ocasiones en que -como contadores que somos- los dueños de las empresas para las que trabajamos en ese momento nos enfrentan a problemas no tan propios de una organización.
Y es que para algunos dirigentes empresariales la evolución de sus negocios en cuanto a su productividad es su principal preocupación, situación que no parece ser así en cuanto a su manejo administrativo. Tal parecería que lo siguen administrando como si fuera "la tiendita de Don Chon" donde algunos gastos los anota en la esquinita de un pedazo de papel y otros solamente en su memoria.
Recién salido de la facultad de contaduría, un joven respondió a una publicación donde solicitaban gente para cubrir el puesto de contador.
Al llegar a la entrevista:
"Necesito a un contador altamente calificado para que lleve mis negocios", dijo el jefe, "Pero lo más importante, necesito alguien me quite de encima mi mayor preocupación"
"¿Qué quiere decir con eso?" pregunta el joven contador.
"Bueno, me preocupan muchas cosas, pero la mayor de ellas es los señores de los impuestos. Su trabajo será liberarme de esta carga"
"Ya veo” respondió el joven contador, quien evaluando los riesgos que asumiría preguntó: ¿Y cuanto es el salario para ese puesto?"
"Para empezar $ 35,000 pesos al mes"
“¿¡35,000 pesos al mes!?" exclamó el joven. "¿Pero, cómo puede una empresa tan pequeña como esta permitirse el lujo de pagar salarios tan altos?"
"Eso", respondió el jefe, "Eso será lo primero en lo que tendrás que preocuparte."
