lunes, 17 de mayo de 2010

El Oligopolio de las firmas de auditoria

Los grandes escándalos corporativos que han salido a la luz publica y han desenlazado grandes cambios en lo que a las auditorías se refiere han causado reacomodos en los principios que los aditores deben respetar.

En Estados Unidos, las autorregulaciones han perdido su efecto a favor de la Junta de Supervisión de Contaduría Pública (PCAOB), es decir, un nuevo órgano rector.

Ahora, las auditorías deben cumplir con una serie de nuevas reglas, restricciones y requerimientos incluidas en el Acta Sarbanes-Oxley. De hecho, los mismos auditores han endurecido sus normas y controles internos. Sin embargo, hay aún un asunto central e irresoluble: ¿qué se puede hacer para resolver la alarmante concentración que sufre esta industria?

Las compañías más grandes del mundo hacen sus auditorias anuales con un cerrado oligopolio conformado por sólo cuatro firmas de contabilidad. Las “cuatro fantásticas” (Deloitte & Touche, PricewaterhouseCoopers, Ernst & Young y KPMG) auditan 97% de todas las compañías públicas en Estados Unidos con ventas superiores a los US$ 250 millones.

Asimismo, auditan 80% de las compañías públicas en Japón, dos tercios en Canadá y las 100 más grandes compañías de Inglaterra. Esta situación presenta dos problemas. ¿Dicha concentración estará disminuyendo la calidad de las auditorías? Peor aún, si una de estas compañías desapareciera, ¿el sistema se las arreglaría con sólo tres?

Esta no es una preocupación ociosa. El colapso de Andersen obligo a un total de 1.300 firmas a buscar nuevos auditores. Dado que las cuatro fantásticas están lidiando con las nuevas reglas de la PCAOB, un próximo colapso podría causar una paralización del sistema financiero. Más importante aún, las “tres fantásticas” no se darían abasto para asegurar un grado adecuado de competencia en la auditoría de grandes compañías.

Pero, ¿qué se podría hacer en este sentido? El ideal es que el propio mercado se corrija a sí mismo, pero las barreras para entrar al mundo de las grandes empresas son extremadamente altas. Crear una red internacional es difícil y caro. Las regulaciones son otra gran barrera. Los costos de hacer auditorías públicas han aumentado considerablemente.

Así pues, sin una solución viable surgida del mercado, algunos se preguntan si no será hora de que las cuatro fantásticas sean divididas en seis u ocho fantásticas.


 

Fuente Original: Revista The Economist
Related Posts with Thumbnails