Serian los valores intangibles que todos los individuos deben de tener, estos pueden -y deben- ser desarrollados con particular ahínco en el caso de un profesionista:
Integridad. Es la capacidad de se honrado, en este caso, con un sentido mas amplio al que normalmente se le da a este concepto, es decir, ser honrado en las ideas y creencias, con la fuerza suficiente para afirmar lo que se piensa y sostener la verdad por encima de todo.
Independencia de criterio. Es la capacidad para expresar juicios y opiniones imparcialmente, sin alterarlos en sentido alguno por presiones económicas, familiares, sociales o de cualquier naturaleza.
La independencia de criterio tiene relevante importancia en el caso del contador porque sus opiniones, expresadas en el dictamen, tienen interés para un núcleo variado de individuos, que –incluso- le serían desconocidos, a los cuales una afirmación contraria a la realidad les podría acarrear graves perjuicios.
El código de ética profesional, expedido por el IMCP, hace hincapié en este requisito y establece reglas precisas de las situaciones en las que se considera que el contador no tendría independencia de criterio, y, por lo tanto, no podría dictaminar; por ejemplo: cuando es pariente en línea recta del propietario o administrador de la empresa a auditar, cuando es director o propietario de la misma empresa, etc.
Disciplina. Es este un requisito esencial del hombre con aspiraciones, es la capacidad de adaptar nuestros deseos personales a las necesidades que nos imponen las circunstancias. Ser disciplinado es ser ordenado en nuestra conducta, voluntarioso en el cumplimiento de nuestros propósitos y con alto sentido de responsabilidad hacia nuestras obligaciones.
Puntualidad. La puntualidad es signo de buena educación pero además es la materialización del grado de responsabilidad con que aceptamos nuestros compromisos. Ser puntuales es nos solo estar a tiempo en una cita, sino además, concluir con nuestros compromisos en la fecha prometida.
Trato social y presentación apropiada. Estos requisitos se desarrollan plenamente en el trabajo mismo. El primero se refiere a la manera de comportarse con las personas con quienes se ha de tratar, tanto con el cliente como en la propia oficina; saber ser cortes y enérgico al mismo tiempo; obtener servicios sin causar molestias y, en general, saber causar una buena impresión al desarrollar su trabajo. Cooperar para obtener la cooperación de todos.
La presentación apropiada es el arte de llevar puesta la ropa que requieran las circunstancias: con el traje adecuado en una oficina, con ropa de trabajo en un inventario, con camisa ligera en clima caluroso, etc.