miércoles, 23 de abril de 2014

5 Peligros de trabajar para un jefe malo



Malos administradores los hay de todos los tipos, colores y sabores. Vienen en todas las presentaciones: idiotas, pasivos, flojos, chismosos, intrigosos, pandemicos y hasta supersticiosos.  Todos ellos tienen una característica en común: no se pueden establecer expectativas claras. 

Si usted tiene la mala fortuna de trabajar para uno de estos jefes, es probable que trate de minimizar el impacto de estos defectos en su propio trabajo e inclusive haya encontrado estrategias creativas para proteger su calidad de vida. 

Pero trabajar para un jefe malo puede impactarle de una manera que casi sin sentirlo le podría afectar en su desarrollo profesional. 


Aquí están cinco de los peligros a los que se expone quien trabaja para un jefe de ese tipo.

1.- Adquirir malos hábitos. Laborar demasiado tiempo en un lugar de trabajo disfuncional que lo obliga a modificar su comportamiento para adaptarse a un mal administrador suele modificar sus ideas de lo normal y lo ético. Si usted trabaja para un gerente que siempre dispara y luego pregunta y que castiga al que no esta de acuerdo con él, es posible que se acostumbre a mantener la cabeza abajo, a nunca hablar e incluso encubrir los errores cuando se producen. Si bien ese comportamiento podría servirle muy bien en ese trabajo, el hacerlo un hábito puede ser enormemente perjudicial al cambiarse a un lugar de trabajo más saludable.

2.- Menos probabilidades de desarrollo personal y de carrera. Promociones, buenos proyectos, oportunidades de capacitación y otros beneficios que a menudo acompañan a un buen gerente, ante estos personajes quedan de lado. Los gerentes buenos -a menudo- suelen abogar por las recompensas financieras y de otro tipo para su equipo y tienen el capital político para hacerlo. 

3.- Mala reputación. Un gerente efectivo se asegura que su trabajo sea visible para los de arriba, dentro y fuera de la organización, habla bien de su equipo a otros, los introduce en su red y les ayuda profesionalmente. Por otra parte, si el administrador tiene una mala reputación, esta se transmite hacia usted y podría terminar siendo conocido como parte de un equipo mediocre.

4.- Receptor de información basura. Sus compañeros podrían darle retroalimentación positiva de vez en cuando, pero por lo general esta sería de poca o nula utilidad. Trabajar para un mal administrador podría significar renunciar a años de crecimiento que da la retroalimentación reflexiva y selectiva.

5.- Paz interior e imagen perdida. Trabajando para un mal gerente se puede inculcar una actitud derrotista en relación con el trabajo, la alabanza y el reconocimiento. Terminará por valorar las cosas mal, dudará de sus propias capacidades y en general lo hará miserable.



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