domingo, 9 de mayo de 2010

Te y Empatía con Daniel Goleman

Aunque los carnívoros corporativos que dominaban la Tierra en el pasado aún no están extintos, estos depredadores fueron domesticados hace unos años. De hecho, hoy en día hasta el gerente más riguroso tiene que someterse a diversas evaluaciones para determinar su capacidad para lidiar con otras personas.

Los líderes de las compañías más exitosas son reconocidos por su capacidad para ser incluyentes, diligentes y maduros. En pocas palabras, la crueldad y la agresividad ya no son reconocidas como características deseables entre los ejecutivos.

Si hay alguien que se merece el crédito por este cambio en la cultura corporativa, ese es Daniel Goleman. Un ex psicólogo de Harvard, Goleman popularizó el concepto de “inteligencia emocional” a mediados de los años noventa. Desde entonces, ha trabajado con líderes corporativos para demostrar que un corazón estable y una mente balanceada conllevan un mejor desempeño. “La severidad ya no es rentable”, señala Goleman.

La más reciente línea investigativa de Goleman, para un libro que será publicado proximamente, tiene que ver con la crisis de confiabilidad por la que están atravesando las corporaciones. Según Goleman, los avances de la biomedicina conllevarán un aumento de los controles a los que se tendrán que someter los fabricantes debido a la toxicidad de los productos que venden.

Si esto es cierto, mantenerse en el negocio requerirá de toda la inteligencia emocional que puedan desarrollar los líderes. Asimismo, será necesario calcular nuevos riesgos relacionados con el daño potencial de nuevos negocios.

En su libro Inteligencia Social, Goleman presenta algunos de los últimos descubrimientos de la neurología. Entre estos, está el extraño fenómeno de las “neuronas especulares”, que nos ponen en sintonía con las actitudes y estados de humor de los que nos rodean.

Si desarrollamos nuestra conciencia de nosotros mismos, seremos capaces de aprender nuevas destrezas sociales y nuestros patrones neuronales se adaptarán a las mismas. En otras palabras, para mejorar tanto nuestra inteligencia social como la emocional, debemos cultivar nuestra conciencia de las cosas que nos rodean. Y esto se logra, en buena medida, meditando. Según Goleman, “los ejecutivos que toman las mejores decisiones son aquellos que reflexionan”.

El libro de Goleman que está en camino refleja su interés por lo que él llama “capitalismo compasivo” o la “nueva transparencia”. “Hoy en día, cuando compramos un producto, no tenemos ni idea de las consecuencias que este tendrán para el planeta, para la salud pública o para la gente en general. Pero esto está a punto de cambiar”, señala.

Con el tiempo, los líderes corporativos se darán cuenta de que el impacto de todo lo que hace la compañía es patente. Sólo las compañías más avanzadas serán capaces de aprovechar esta situación mediante la implementación de nuevas tecnologías que aumenten el nivel de conciencia sobre las consecuencias de las operaciones.

En definitiva, la inteligencia emocional le proveerá a la gente de negocios la fortaleza, la transparencia y la compasión necesarias para conjugar sus ambiciones personales con el deseo de mejorar el mundo.

Tal vez no estemos en posición de anticipar los desafíos que enfrentarán las compañías en las próximas décadas, pero si Goleman está en lo cierto, los líderes corporativos tendrán que producir no sólo dinero y tecnología sino, además, nuevas reservas de madurez y conciencia.


Fuente Original: Strategy + Business
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