En el transcurso de nuestras vidas tomamos un montón de decisiones, unas trascendentales y otras no tanto. De ahí que aquellas que sean importantes nos implican un desgaste mayor.
Por eso cuando se trata de tomar decisiones sobre cambios organizativos, cognitiva y emocionalmente es agotador. En estos casos, los jefes de equipo no pueden decidir fácilmente lo que debe ser sacrificado en servicio de la nueva dirección
Por eso cuando se trata de tomar decisiones sobre cambios organizativos, cognitiva y emocionalmente es agotador. En estos casos, los jefes de equipo no pueden decidir fácilmente lo que debe ser sacrificado en servicio de la nueva dirección
Si se pospone la decisión, la disyuntiva no desaparece por arte de magia y entre mas pasa el tiempo esta simplemente se desliza hacia abajo por la escalera de las prioridades.
Estas actitudes suelen provocar dos problemas principales que minan los esfuerzos de cambio:
- Equipo desalineado: Cuando un jefe de equipo evita la
incomodidad de la toma de decisiones, cada miembro del equipo tiene que
decidir sobre sus prioridades, y es muy poco probable que todo el
mundo llegue de forma independiente a las mismas conclusiones.
- Falta de juicio: Hacer concesiones agota la
capacidad mental general. Cuando los miembros del equipo tienen que pasar un largo día tapando los huecos que la falta de toma de decisiones crearon, fácilmente conduce a tomar malas decisiones.