Hablo mucho de mi mismo porque soy el hombre que tengo mas a
mano.
- Miguel de Unamuno
La auto-estima y la vanidad están separadas por un linea muy delgada. Así solemos encontrar a vanidosos empedernidos que dicen tener una gran auto-estima.
Una prueba de que estamos ante un gran vanidoso -o se es uno de ellos- es cuando nuestro interlocutor no nos deja terminar nuestro comentario cuando ya inició uno haciendo alusión a su persona.
Por desgracia, muchas de estas mismas personas se vuelven
adictas a la atención prestada a ellos, y ellos se convierten poco a poco en narcisistas. Sus consejos se vuelven menos objetivos y más acerca de lo bueno que son ellos. Sus conversaciones se
convierten en una cadena de "Yo´s" permanente. Si bien esto es común verlo en situaciones sociales, ahora también lo es en algunos lugares de trabajo.
La comunicación efectiva es una de las
habilidades más subestimadas y críticas en los negocios de hoy. Y no se puede
ser un buen comunicador, a menos que se preste atención constantemente acerca
de cómo es percibido por los demás lo que estás diciendo.
Aquí están algunas sugerencias para mantener las
conversaciones sin monopolizarlas:
- Por cada pregunta que le hagan, usted haga dos. Pregunte, pregunte, pregunte. Escuche la respuesta y dele seguimiento. Si la persona está dando respuestas de una sola palabra,
indague un poco para ver si puede conseguir que se abran.
- Al conversar de uno-a-uno, no hable más de un minuto seguido. Incluso si se está ante una respuesta larga, deténgase y pida su opinión o anime a la otra persona a interponer un pensamiento.
- En comunicación escrita, no incluya por defecto sus propias
experiencias. Recuerde que a los otros no les importa lo que usted hizo ayer, quieren saber lo que deben hacer mañana. Si desea incluir un caso o
anécdota, seleccione la historia de alguien más para probar su punto.