En
cualquier organización el control de las operaciones y procedimientos es
fundamental. Y es que la gente empieza a hacer -en principio y con entusiasmo- lo
indicado, pero conforme pasa el tiempo empieza a “simplificar” o “suavizar” el
procedimiento hasta y que, en un momento determinado, se pierde el control.
El
control en una organización es un proceso que garantiza que las actividades reales se ajusten a las
actividades planeadas.
Es un elemento de vital importancia en el proceso administrativo. Cuando el control es dinámico y se relaciona con la planeacion permite la auto regulación. Su propósito es mantener a la
empresa en un equilibrio deseado.
El control, como proceso administrativo, solo se logra siguiendo las siguientes etapas:
a) Definición de objetivos: Un objetivo es una meta a alcanzar como resultado de un proceso. Esta puede representarse cuantitativamente: unidades producidas, cargas de trabajo, cuota de ventas, utilidades; o cualitativamente: aptitudes y actitudes de los trabajadores.
b) Medición
de lo realizado: Todo control requiere de información y ser medido. La información se obtiene durante la ejecución y la medición al compararse contra lo planeado. Una medición dinámica proveerá información oportuna para corregir antes de llegar hasta el final.
c) Comparación con lo planeado: Hay dos tipos de planes: de acuerdo a la capacidad de la empresa o en base a la competencia. El análisis
y la interpretación de los datos de la etapa anterior con base
en estos tipos de planes no solo dará la pauta para su crecimiento sino también su participación en el mercado.
d) Aplicando acciones correctivas: Es el objetivo del control: la aplicación de acciones correctivas necesarias para ajustarse a
lo planeado.