viernes, 14 de mayo de 2010

Abogados con cafeína, agresivos y rápidos

La firma de abogados Quinn Emanuel Urquhart Oliver & Hedges tiene una manera poco convencional de hacer negocios. Se enfoca sólo en litigios, a diferencia de las firmas tradicionales, toma algunos casos de honorarios contingentes (no reciben pago si no ganan), y no temen utilizar los procesos con jurado, para lograr fabulosos resultados.

El pasado año, cada uno de sus 109 socios ganó un promedio de $3 millones (23.9% más que el año anterior y casi $2 millones más que en 2003), resultado que sólo otras tres firmas de abogados sobrepasaron. El total de ganancia bruta fue de $384.5 millones.

La diferencia de orientación de la firma se evidencia hasta en sus oficinas de Los Angeles, con techos sin acabado y una despreocupada simplicidad, y muchos de los socios y asociados se visten con chemises, jeans y sandalias. “Puede que la justicia sea ciega", pregona su sitio Web, "pero ella mira hacia nuestro lado el 90% de las veces”.

John Quinn, de 57 años, cree que ser agresivos durante la vista preliminar y estar preparados para un juicio con jurado, aumenta sus posibilidades de victoria, sobre todo porque muchos de sus adversarios nunca han participado en un juicio de este tipo. Los negocios por contingencia cubren menos del 10% del tiempo de la firma, pero a causa de los “jugosos” honorarios, el margen de ganancias fue de 62% el pasado año, cerca del primer lugar entre todas las firmas de abogados de EUA.

Quinn atribuye algunos de los éxitos de Quinn Emmanuel a su estructura descentralizada y escasos trámites administrativos. Raramente se reúnen y el único comité es el que se ocupa de fijar los porcentajes en los casos por contingencia. Las decisiones que toman los socios en conjunto respecto a los asociados, las contrataciones y compensaciones, se hacen por e-mail con Quinn.

Allí un grupo de abogados puede decidir tomarse un descanso en el Denny's de la acera de enfrente a las 2 de la tarde y hacen caminatas anuales de verano, a sitios como el Olympic National Park, en Washington, el Half Dome, en Yosemite, y los Alpes Suizos.

Los primeros años de la firma, que se inició en 1986, fueron difíciles. El punto de viraje fue un juicio con jurado en el que no sólo el cliente ganó, sino que todos los miembros de la firma aportaron a la preparación del caso, siendo un asociado quien dio con el enfoque triunfador. Esa experiencia de equipo se ha convertido en el sello de Quinn Emanuel, que además, se ha forjado una tradición de mano dura con su trabajo de tipo contencioso.

Algunos creen que el crecimiento de la firma los obligará a una mayor carga administrativa, pero ellos desestiman estas opiniones convencionales, pues consideran que no tener niveles administrativos extras es lo que hace a ese lugar tan estimulante.





Fuente Original: Fastcompany Magazine
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