domingo, 18 de abril de 2010

El regreso del regateo

La debilitada economía ha traído consigo el despertar del regateo en los consumidores en aprietos financieros.

Es por ello que, hoy en día, es común ver cómo las empresas se han vuelto más flexibles en las negociaciones con sus clientes y en el lanzamiento de ofertas atractivas.

Desde que las empresas y familias han decidido recortar sus presupuestos, varias industrias están empezando a pasar por momentos difíciles.

Tal es el caso de los hoteles, tiendas de ropa y equipos electrónicos que se han visto ahora en la necesidad de ofrecer descuentos a los regateadores con el objeto de aumentar sus ventas.

De hecho, un estudio de mercadeo revela que, en los últimos cuatro meses, un 72% de los estadounidenses ha usado la estrategia del regateo para hacerse con rebajas en los precios de los artículos y han tenido éxito un 80% de las veces.

A diferencia de la búsqueda continua de gangas y descuentos, la estrategia del regateo no ha estado arraigada en la cultura de compra de EUA.

No obstante, como medida para combatir la recesión económica, las empresas han ido aceptando poco a poco el negociar con los consumidores, ofrecer productos gratis e incluso asumir los costes de envío o los impuestos sobre las ventas; en pocas palabras, se han ido haciendo con todas las tácticas comerciales con el fin de motivar a los clientes a comprar.

A raíz de la caída en sus ventas, tanto los fabricantes de vehículos como los agentes inmobiliarios están ahora más que nunca dispuestos a regatear sus precios y honorarios.

Asimismo, esta tendencia está tomando fuerza en otros sectores como el de las comunicaciones (servicios de Internet y telefonía), en donde llegan a ofrecer incluso recortes en las tarifas mensuales para evitar que los consumidores pongan fin a sus contratos o cambien de compañía.

Las empresas de tarjetas de crédito, por su parte, han tomado también una actitud más flexible con los consumidores que esperan la reducción de las tasas de interés o la suspensión de las comisiones morosas.

Igualmente, es probable que esta estrategia empiecen a utilizarla los estudiantes potenciales para negociar más ayudas financieras de las universidades e incluso los pacientes con sus facturas médicas.


Fuente Original: The Economist
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