Los activos diferidos, a pesar de estar clasificados como un activo, no son otra cosa que unos gastos ya pagados pero aún no utilizados, cuyo objetivo es no afectar la información financiera de la empresa en los periodos en los que aun no se han utilizado esos gastos.
Por diferentes circunstancias, la empresa decide comprar o pagar algunos gastos que no utilizará de forma inmediata, sino que los irá utilizando, consumiendo con el transcurso del tiempo, y mientras esto sucede, permanecen en calidad de activos.
Algunos de los gastos que suelen ser pagados de forma anticipada son los arrendamientos, seguros, papelería, etc. [Nuestro plan único de cuentas, dentro de los activos diferidos, hace una distinción entre gastos pagados por anticipado y cargos diferidos, pero en el fondo significan lo mismo].
En la media en que estos activos se vayan utilizando se van llevando al gasto [amortizando], para que la contabilidad refleje la realidad de los hechos.
Y precisamente este es el objetivo de los activos diferidos.
Los gastos aun no utilizados por la empresa deben permanecer en el activo, y una vez ese activo diferido empiece a contribuir en la generación del ingreso, deberá irse reconociendo como gasto, en aplicación de uno de nuestros principios de contabilidad [Principio de asociación], según el cual, el gasto debe asociarse al ingreso al que ha contribuido a generar, o lo que es lo mismo, a cada ingreso se debe asociar su respectivo gastos, en el entendido que no puede haber un ingreso sin haber incurrido en un gasto.
Si los gastos pagados de forma anticipada se llevaran al gasto y no al activo, estaríamos imputando unos gastos que no tienen ninguna relación con el ingreso, puesto que un gasto no utilizado no podrá contribuir de forma alguna a la generación de ingresos.
Supongamos que en enero se ha pagado el arrendamiento por 12 meses. Si en enero se lleva al gasto el arrendamiento de todo el año, los ingresos de febrero a diciembre no estarán relacionados con gasto alguno, y en cambio, los ingresos de enero serán afectados por gastos que corresponden a otros meses, lo cual en nada corresponde a la realidad de la empresa.
No activar los gastos que se han pagado con anticipación, afectaría el resultado del ejercicio en el cual no se ha hecho uso de esos gastos, a la vez que los resultados posteriores carecerán de un gasto en el que efectivamente se ha incurrido, por tanto, la utilidad reflejada resulta sencillamente irreal en los dos casos.