Hace
algunos días se dio un hecho que seguramente marcara pauta en la historia para
preguntar: ¿antes o después del salto de Felix Baumgartner?
Para
realizar esta atrevida misión fue necesario invertir grandes cantidades de
dinero, de tiempo y de esfuerzo. De ahí que conforme avanzaba la misión se iban
revisando -uno a uno y minuciosamente- los puntos importantes y fundamentales
para que todo saliera bien. Es decir, se
iban revisando los "controles" (mas de 30) para no caer en fallas que
pudieran ocasionar que la misión fallara, inclusive trágicamente.
De
igual manera, en la vida diaria y en las organizaciones, el control es
imprescindible y, así como es importante implantarlo, de igual manera el
revisarlo es fundamental.
Así,
los controles se pueden clasificar en:
•
Control preventivo: Es aquel que consiste en realizar ciertas medidas o
acciones para evitar fallas. Indica lo que se debe hacer cada cierto tiempo
para evitar desgastes en el equipo o blandeces entre el personal.
• Control
concurrente: Es el que se realiza en el camino, es decir a la par de la operación. Muy útil para evitar
producto defectuoso o errores administrativos, según sea el caso.
•
Control correctivo: Consiste en procedimientos o lineamientos a seguir en caso
de fallas. Se ejecuta al presentarse alguna de las fallas previstas.
Indispensable en jornadas en días y horarios inhábiles para el resto del
personal.