miércoles, 24 de agosto de 2011

7 consejos de liderazgo de Baltasar Gracian


Baltasar Gracián  (1601-1658) fue un escritor y jesuita español. Hijo de un funcionario, estudió en un colegio jesuita de Calatayud y en la Universidad de Huesca.

Dotado de gran inteligencia y de una elocuencia rica y limpida, a partir de 1637 se dedicó en exclusiva a la predicación.

En uno de sus libros -Oráculo manual y arte de prudencia escrito en 1647- da consejos sobre la mejor manera de triunfar. Este libro se convirtió rápidamente en el código de la vida literaria española del siglo XVII y ejerció una duradera influencia a través de pensadores como La Rochefoucauld o Schopenhauer.

Y es ahí donde Gracián nos da siete sabios consejos para ejercer con prudencia el liderazgo.
 

1. Evitar las victorias sobre el jefe. Toda derrota es odiosa, y si es sobre el jefe o es necia o es fatal. Siempre fue odiada la superioridad, y más por los superiores. Será fácil hallar quien quiera ceder en éxito y en carácter, pero no en inteligencia, y mucho menos un superior. A los jefes les gusta ser ayudados, pero no excedidos.

2. Tener inteligencias auxiliares. Es una gran suerte de los poderosos acompañarse de hombres de gran entendimiento que les saquen de todos los problemas causados por la ignorancia y que incluso peleen por ellos las luchas más difíciles. El que no pudiera alcanzar a tener la sabiduría en servidumbre, que la alcance en la amistad.

3. Contar con buenos colaboradores. Algunos quieren que su extremada perspicacia dominen sobre las limitaciones de los colaboradores. Es una peligrosa satisfacción que merece un castigo fatal.

4. Preferir las ocupaciones de reconocido prestigio. Hay empleos expuestos a la aclamación general, y hay otros, aunque más importantes, absolutamente invisibles.

5. Saber negar. No se debe conceder todo, ni a todos. Tanto importa saber negar como saber conceder y pelos que mandan es una prudencia necesaria. Y aquí interviene la forma: más se estima el no de algunos que el si de otros, porque un no dorado satisface más que un si a secas. Es mejor que queden siempre algunos restos de esperanza para que templen lo amargo de la negativa.

6. Saber adaptarse a todos. Es el gran arte de ganar a todos, porque la semejanza atrae la simpatía. Observar los caracteres y ajustarse al de cada uno. Al serio y al jovial seguirles la corriente, transformándose cortésmente. Es necesario para los que dependen de otros. Esta gran destreza para vivir necesita una gran capacidad.

7. Conseguir y conservar la reputación. Es el usufructo de la fama. Cuesta mucho porque nace de las eminencias, más raras cuanto son comunes las medianías. Una vez conseguida, se conserva con facilidad. Obliga mucho y obra más. Es un tipo de majestad cuando llega a ser veneración, por la sublimidad de su origen y de su ámbito. Aunque la reputación en sí misma siempre se ha valorado.

 
Fuente:  Extraído del libro Oráculo Manual y Arte de Prudencia, de Baltasar Gracián

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