Es un aspecto importante -para cualquier efecto- conocer con qué fin han sido adquiridos los valores.
Se consideran inversiones temporales aquellas cuyo fin es hacer productivos los excesos de efectivo que de otro modo permanecerían ociosos y están sujetos a venta en el momento que se requiera el efectivo que representan.
Se consideran inversiones permanentes aquellas cuyo fin es el controlar la empresa a que corresponden y que interesa retener, ya sea para garantizar una proveeduría, un medio de distribución o por cualquier otra razón.
Las inversiones temporales se presentan en el activo circulante en tanto que las inversiones permanentes en un renglón especial entre el activo circulante y el activo fijo y, si fuese necesario, debe efectuarse la consolidación de los estados financieros de la empresa con los de la compañía emisora.
Las cuentas donde se registran las inversiones en valores se cargan por el costo de los títulos adquiridos y se acreditan por el costo original de los títulos vendidos, su saldo representa el costo de adquisición de los títulos en poder de la empresa.