Con frecuencia se trata de encontrar respuestas de cuatro decimales para una información a presentar, pero se ignora la precisión de la información utilizada para hacer dicho cálculo.
Cuando los administradores tratan de determinar los recursos que existen en una organización algunos se concentran en la exactitud y no se preocupan mucho por la precisión.
Por ejemplo si un programador esta escribiendo las instrucciones para un equipo de robótica y además desempeña otras funciones con datos del departamento de procesos, no es tan importante ser tan exactos en la medición de saber cuanto tiempo dedica a cada función.
Lo útil es saber que utiliza alrededor del 25% de su tiempo en la programación de los robots para la manufactura, 25% en las operaciones del mayor general y el otro 50% lo dedica al diseño de sistemas generales para la compañía. No sirve de nada decir que 24.6% o 26.2% de su tiempo lo dedica a la programación de los robots.
En resumen, en la administración es mejor ser preciso que exacto.