Don Pedro Rico es dueño de una de las fábricas más importantes de Puebla. Hace más de 10 años compró una maquinaria de hilados y tejidos en Estados Unidos, a pagar a cinco años y con un interés de 8 por ciento anual. La producción de hilo aumentó con su nueva maquinaria; fue un éxito y mensualmente pagaba los intereses.
Pero cuál sería su sorpresa cuando dos años después de haber comprado la maquinaria, empiezan los problemas de la economía: los precios de las materias primas que usaba para sus productos empiezan a subir, y lo peor fue que el peso se devaluaba frente al dólar. Don Pedro empezó a dormir como bebé, ya que cada dos horas se despertaba llorando.
Muchos años pasaron para recuperarse a base de sacrificio y trabajo. El negocio volvió a crecer y tuvo la necesidad de comprar una maquinaria más moderna. Pero el recuerdo en su mente de aquellos años tan duros, de tener que pagar en dólares aquella maquinaria que le costó cinco veces más de lo previsto al tipo de cambio nuevo, así como pagar los intereses tan altos, le preocupaba. Decidió consultar a un asesor financiero antes de hacer la operación, para que le recomendara cómo protegerse.
Don Pedro: "Quiero que me haga un plan para comprar esta maquinaria, pero ya no quiero que me pase lo de años atrás. Quiero una protección sobre una devaluación futura o simplemente que el tipo de cambio no varíe. Ya no quiero sorpresas. Además, quiero asegurar el interés que estoy pactando desde ahora con el banco que me va a financiar la maquinaria, para no volver a empezar con lo que me pasó hace unos años".
Asesor: "Claro, don Pedro, existe un instrumento financiero para protegerlo exactamente para lo que usted necesita, y se llama 'Contrato de derivados financieros', para planear, cubrir y administrar riesgos financieros.
"En este contrato estableceremos todos los detalles. Buscaremos el plazo para que el vencimiento sea cuando usted tenga que pagar en dólares la maquinaria, y aquí está su protección: usted conocerá con absoluta certeza la cantidad que pagará en pesos por sus dólares en la fecha acordada.
"Y le voy a decir qué necesitamos poner en el contrato:
1. Es un contrato de derivados, y su propio nombre lo indica, ya que se deriva en este caso del dólar-peso, que como los técnicos financieros dicen, es el 'subyacente' (divisas).
2. Es una obligación a fecha futura, es decir, su contraparte, el que firma el contrato, se compromete a entregarle los dólares contra la cantidad de pesos establecida en una fecha determinada.
3. El tipo de cambio lo estableceremos de antemano, tendrá un precio de liquidación y no habrá sorpresas en el futuro.
"Este contrato lo haremos con una institución financiera de reconocidísima solvencia, para que asegure el cumplimiento del contrato".
En conclusión, don Pedro llevó a cabo estos contratos de derivados, que básicamente sirven para protegerse de cambios de precios y que la gente esté dispuesta a pagar costos por tener la seguridad de que los precios no van a cambiar.
Estos contratos de derivados son muy variados con relación al subyacente del que se derivan.
PRIMERO: Financieros. Se derivan sobre tipo de interés, sobre acciones y sobre divisas (como en el caso don Pedro), sobre bonos y sobre riesgos crediticios.
SEGUNDO: No financieros. Se derivan sobre recursos básicos, "commodities" (materias primas), metales, cereales, cítricos, gas, electricidad y petróleo, entre otros, sobre los índices que miden la inflación, condiciones climáticas, etcétera.
Asesor: "En su caso, don Pedro, firmará un contrato financiero sobre divisas comprando dólares que pagará en pesos dentro de dos años, o sea, en 2010. Si en esa fecha el tipo de cambio es diferente, usted no se verá afectado ya que pagará en pesos y le darán sus dólares al precio que usted pactó. Además, quiero decirle que podremos hacer después muchas combinaciones con estos contratos de derivados; las operaciones básicas son futuros, como es su compra a plazo de dólares, opciones, etcétera, y podremos aprovechar las oportunidades que da el mercado y así ganar mucho dinero".
Don Pedro: "Mire, yo sólo quiero protegerme para que no me suban el tipo de cambio y estoy interesado en divisas únicamente, no en especular. Mi negocio es mi fábrica y sé que especular no es malo, está en el ser humano tratar de aprovecharse de lo que cree que puede pasar en el futuro, pero no es mi caso, así que empecemos a elaborar el contrato de derivados sobre divisas".
Fuente: El Sol de Mexico