Siempre
que se piensa en crear algún negocio o empresa, solemos divagar en la venta del
producto o servicio y las pingues ganancias que nos dejará.
Difícilmente
pensamos en todo lo que es necesario para llegar a generar utilidades. Como
buenos seres humanos solemos dejarlo “para cuando se presente el caso”. Y
cuando llega ese momento, o no sabemos qué hacer o lo que hacemos lo hacemos
mal y todo por no planear desde el principio.
Cuando
en el inicio de una organización -o en
el transcurso de su vida- se diseñan planes para su funcionamiento las
posibilidades de error disminuyen considerablemente.
Si
bien las organizaciones están formadas por personas, también debemos entender
que es necesario proveerlos con
los recursos que requieren para su eficiente
desempeño.
Así podemos decir que los recursos necesarios para las organizaciones se clasifican
en cuatro clases:
- Financieros: Se obtienen mediante capital propio o ajeno o créditos bancarios. Son necesarios para pagos de: servicios, a proveedores, sueldos y salarios, impuestos, activo fijo, etc.
- Materiales: Aquí se refiere a terrenos, edificios, instalaciones, maquinaria, equipo, herramientas, mobiliario, materias primas.
- Técnicos: Corresponde a los sistemas, métodos, procedimientos, fórmulas, patentes, instructivos, etc.
- Humanos: Este recurso corresponde al equipo de trabajo y todas sus características como son: sueldos y salarios, prestaciones, salud, conocimientos, experiencia, habilidades, aptitudes, motivación.