La automedicación es una costumbre mal aplicada. Su origen -seguramente estará de acuerdo- se debe a que nuestras abuelas utilizaban menjurjes de formulas heredadas, y esto por dos razones: en la farmacia aun no había remedios para atacar los males y los que existían eran muy caros.
Así, era muy común que con un Té se aliviara desde un dolor de estomago o de cabeza, hasta una gripe o inclusive el insomnio. Pero si eso no funcionaba siempre quedaba la última opción, que por lo general, nadie queríamos: llamar al Doctor.
Utilizar este recurso era síntoma inequívoco de que las cosan no andaban bien y que solo un profesional podía solucionarlo. Quedaba además en evidencia que, de haberlo hecho desde un principio, las cosas no hubieran llegado hasta ahí.
Con el paso del tiempo, la costumbre de automedicarse pasó a la de auto solucionar todo lo que se nos presente en la vida, esto a sabiendas de que para ello sea necesaria la intervención de un profesional quien, además de hacer lo correcto, lo hará de la forma adecuada y en el momento oportuno.
¿A donde se quiere llegar con esta homilía?
A que de un tiempo para acá -para algunos- el contador dejó de ser “el mal necesario”. Ahora, simplemente, ya no lo utilizan.
Una fuerte campaña de “simplificación fiscal” ha generado la creencia entre los contribuyentes de que cualquier trámite fiscal es posible hacerlo por ellos mismos.
Es cierto que en la actualidad hay un montón de ayuda en los sitios web del gobierno que ayudarían en parte a cumplir en lo que a términos fiscales se refiere. Pero también es bueno saber que si no se cuenta -al menos- con conocimientos básicos en la materia, las posibilidades de malinterpretar lo que la autoridad quiere y caer en errores involuntarios -que a la postre serian costosos- aumentan considerablemente.
Si usted está ganando dinero por un trabajo extra, por apuestas financieras o tiene su propia empresa, entonces es importante que busque la ayuda de un contador profesional. El le dirá exactamente lo que necesita hacer y le asesorará adecuadamente para hacer lo correcto: no pagar de menos, ni tampoco de más. Esto significaría que usted podría ahorrar dinero en impuestos que no tiene que pagar.
Si usted contrata a un contador para sus manejos personales, empresa o negocio invariablemente podrá obtener lo siguiente:
- Manejo y asesoramiento financiero.
- Salvaguarda y archivo de documentos.
- Determinación de Estados financieros.
- Calculo de impuestos.
- Atención de trámites fiscales.
- Apoyo de algunos tramites legales.
Contar con el apoyo de un contador en las actividades antes señaladas es sin duda una gran ayuda que le quitará un gran peso de la mente a una persona ocupada.
Si bien no es muy difícil encontrar a un buen contador para ocuparse de los asuntos financieros, fiscales o administrativos es recomendable asegurarse de que a quien se contrate sea confiable y honesto para que le proporcione un buen servicio. Para ello deberá averiguar todo lo posible sobre la persona y tratar de obtener opiniones o comentarios de otros clientes.
Por ultimo, si se logra comparar el servicio y los precios de algunos contadores diferentes ayudaría a tener la seguridad de que se está haciendo una buena selección, además de un buen negocio.