Siempre, cuando se va a tomar una decisión, nos vienen a la cabeza un montón de argumentos, unos basados en la experiencia y otros en el sentido común.
Decidir sobre algo que se va a hacer o emprender implica que nos dedicaremos a llevar a cabo actividades que –de una forma u otra- adecuaran nuestro futuro para que nuestra vida sea mas placentera.
Bueno, esa debe de ser la idea, porque de lo contrario el tomar una decisión sin considerar sus consecuencias puede ser tan malo como no decidir, y si nos ponemos trágicos, puede ser hasta peor.
A continuación se presentan algunas efectivas recomendaciones clásicas que seguramente ayudaran a minimizar las posibilidades de tomar malas decisiones.
- Tener claro el objetivo. Muchas malas decisiones son tomadas debido a que no siempre se tiene en cuenta lo que se desea lograr. Una decisión bien tomada depende de objetivos claramente planteados.
- Considerar todas las opciones, las buenas y las no tanto. Un error habitual en la toma de decisiones es considerar únicamente las opciones aceptables -para después elegir una entre ellas- dejando de lado aquellas que no lo son tanto. Cuando se procede de esta manera es muy probable que el resultado de la decisión no sea el esperado con respecto a lo que se desea lograr. Todas las decisiones posibles se deben considerar, y una vez priorizadas adecuarlas a los objetivos para encontrar la alternativa mas aceptable.
- Imaginar los escenarios posibles. Contrastar la decisión con los efectos que esta podría generar es una forma práctica de vivir sus efectos. Lo que sucedería internamente al ejecutar la decisión y los efectos hacia el exterior debe interesar al que decide.
-Planear la ejecución. Después de superar los errores posibles en la toma de una decisión es necesario clarificar su ejecución, el cómo llevarla a cabo. No hacer una debida planeación de la ejecución -o hacerla a la ligera- podría ocasionar el desanimo y consecuentemente llevarla al fracaso.
- Encontrar al personal adecuado. Siempre hay que tener en cuenta que la decisión tomada no debe estar por sobre el conocimiento ni las habilidades de quien la ejecuta, pero menos aún por sobre la realidad.