La autoridad, considerada desde el punto de vista de la dirección empresarial, se define como la tendencia a subordinarse por parte de los individuos que integran la organización.
Desde siempre, la sociedad en sí ha condicionado a las personas para que obedezcan a las figuras de autoridad o liderazgo. Esto es justificable, ya que donde existe un guía con autoridad que se encargue de organizar y enfocar correctamente a los demás, la sociedad se vuelve más productiva y eficiente. En pocas palabras, la autoridad correctamente ejercida mejora la habilidad de los individuos maximizando su bienestar particular y consecuentemente de la sociedad.
Desde la infancia, las personas son entrenadas para considerar la obediencia a la autoridad como la conducta ideal, y consecuentemente a la desobediencia como algo incorrecto e incluso inmoral. Si bien, hay quienes con el transcurso del tiempo se revelan ante esta imposición, tarde o temprano terminan por aceptarlo ya que de lo contrario seria estar fuera de una sociedad de convivencia.
El lograr ser percibido como una autoridad, sin importar su legitimidad, es la clave para utilizar con éxito el principio de autoridad.
Hay casos en que la autoridad se obtiene ya sea por mandato oficial, como es el caso de los gobernantes o por nepotismo, como es el caso de los parientes del dueño de la empresa. En ambos casos lo inmediatamente recomendable es comprobar la capacidad suficiente para desempeñar el cargo o por lo menos aparentar que se es capaz.
A continuación se mencionan algunos de los métodos utilizables para lograr ser percibido como alguien que goza de autoridad y status social para ocupar puestos importantes o de dirección:
- Títulos, diplomas y honores. Esta es la forma mas efectiva de incrementar la autoridad percibida por los demás. Un joven recién egresado de su carrera universitaria e hijo del dueño de una organización, fue nombrado por su padre, subdirector de la empresa. A pesar de contar con premios académicos, certificados de cursos y diplomados y hasta una maestría, no conseguía que sus subordinados llevaran al cabo sus indicaciones. Ellos lo conocían desde que era un niño, pero no sabían mucho acerca de sus credenciales. Para solucionarlo, implemento algo muy simple: decoro las paredes de su oficina con todos sus títulos y diplomas de estudio, certificados y premios que había acumulado. Luego de que esta técnica fuera implementada, sus decisiones fueron acatadas sin contratiempo y la cooperación por parte del personal aumento significativamente.
- La forma de vestir. La vestimenta es otra forma esencial para adquirir autoridad casi inmediatamente. Psicólogos han demostrado que una persona correctamente vestido causa una mejor impresión autoritaria que aquel que tiene mal gusto para vestir. Asegura que las estadísticas demuestran que si no se tiene buen gusto en el vestir da la impresión de que sus ideas serán iguales. Los lideres exóticos al vestir y expresarse, ya están pasados de moda. Ahora predomina el buen gusto.
- El lenguaje corporal. Finalmente se puede mencionar al lenguaje corporal como el tercer método utilizable para demostrar autoridad. La frente en alto, hombros hacia atrás, estómago hacia adentro, y una mirada asertiva pueden incrementar la capacidad de influencia significantemente en las personas que no lo hace naturalmente. Instintivamente las personas dan mayor valor a lo comunicado por el lenguaje corporal ya que la información transmitida oralmente es un acto consciente y eso la hace más manipulable; en cambio el lenguaje corporal es en gran medida inconsciente y transmite de manera más sincera lo que se piensa y se siente, haciéndola, por ende, más confiable.
Si bien, el lenguaje corporal es el más difícil de llevar al cabo de los métodos mencionadas para aumentar la influencia que se puede ejercer en los demás, esto no minimiza el potencial que ofrece el dominarlo para comunicar autoridad.