Ser directivo de una empresa bien pude ser por meritos propios -refrendados con éxitos que salten a la vista- o por “dedazo” de alguien que al final no le interesa el futuro de la empresa porque ya se va.
Pero es ahí donde se presenta la oportunidad del director general para demostrar su tino para seleccionar personal de altos mandos.
Si bien se dice que a mayor autoridad, mayor responsabilidad, también es bueno saber que no hay que dudar en controlarle o no el poder a una persona, hay que dudar el dárselo.
Enseguida se mencionan cuatro puntos clave que debe tener un administrador para que se considere un excelente directivo:
- Conocer el negocio. Ninguna empresa es igual a otra, podrán funcionar algunos aspectos generales pero siempre habrá algo en particular que la caracterice y eso es lo que se debe identificar y dominar. A eso se le llama conocer el negocio. Y un administrador debe tener la habilidad de hacerlo lo más rápido posible y evitar hacer que el mundo gire en torno suyo.
- Visión a futuro. Tener una visión a futuro, comunicarla y saber cómo hacerlo es la clave para que todo el personal hable el mismo idioma. De nada sirve arriar un caballo si no se tienen sus riendas en la mano. Y transmitirla no sólo a sus colaboradores más directos sino a toda la organización e inclusive fuera de ella.
- Comunicación. Las personas son el centro de la organización y merecen su tiempo y esfuerzo. Si bien es difícil llegar a todos, la creación a su alrededor de equipos altamente competitivos, que estén comprometidos con la permanencia en la empresa y sean capaces de gestionar el talento interno puede acercar enormemente ese objetivo dseado.
- Adaptabilidad permanente. El pasado no se debe usar como sofá para dormir, debe servir como trampolín para segur adelante. Hay que pensar permanentemente en como adaptar el modelo de negocio conforme el mercado vaya cambiando. Esto a partir de la diferenciación del producto, la calidad como ventaja competitiva o la innovación. Esto hará destacar a la empresa frente a la competencia.
Aunque los puntos anteriores son una visión parcial de la fórmula del éxito de un buen gerente, no hay que olvidar que algunos se equivocan en su aplicación e incluso pueden llagar a hundir su empresa y aun así creerse un maravilloso producto terminado.