El crecimiento económico de la India se ve entorpecido por las pobres gestiones corporativas de las empresas de este país. La mayoría cuenta con balances generales poco confiables y carecen de las revelaciones necesarias que se necesitan para estimular la inversión por parte de compañías externas en sus acciones.
Tal es el caso de Satyam Computer Services (SAY) -el Enron Indio- el precio de sus acciones cayeron abruptamente, lo que atrajo a inversionistas interesados en su compra. Después de estudiar los estados financieros de la compañía, varios de ellos se percataron de que había ciertos indicios de que las finanzas de la compañía no estaban siendo bien manejadas. Prueba de ello es que el presidente de SAY, B.Ramalinga Raju, al poco tiempo, confesó haber cometido un fraude que le ocasionó a la compañía la pérdida de us$ 1,5 mil millones.
Este error se debió a un fallo en la gestión corporativa. El presidente de SAY malversó las ganancias e intentó persuadir a la junta directiva de la compañía para adquirir las empresas en quiebra que pertenecían a sus hijos. Sus auditores aprobaron la contabilidad de SAY, a pesar de que cientos de millones de dólares habían desparecido de sus registros.
Las empresas de la India sufren a menudo consecuencias como éstas debido a sus malas administraciones y a su arraigada cultura corporativa. La constitución de la mayoría de las empresas indias se da entre los mismos familiares; si bien éstos son hábiles para conseguir financiamiento de los mercados mundiales, también se empeñan en mantener todo el control de la empresa y el flujo de dinero que viene con él.
Como resultado de estas acciones, es probable que las compañías generen balances distorsionados, creen participaciones cruzadas complejas en donde las filiales se involucran en negocios poco transparentes, designen administradores externos que no brindan protección a los accionistas y encomienden a auditores la tarea de maquillar los estados financieros.
Esta situación afecta en gran medida a la economía del país, ya que si las compañías mantuvieran una contabilidad más transparente, el precio de sus acciones aumentaría notablemente. Es más, la falta de una gestión corporativa fiable puede incluso poner en riesgo las acciones de bajo riesgo.
Fuente Original: Business Week Magazine