domingo, 21 de marzo de 2010

Los Gastos Administrativos en las organizaciones sin fines de lucro

No hay industrias en el mundo actual que no se sientan acechadas por sus propias preocupaciones y temores. En el caso de las organizaciones sin fines de lucro, los gastos administrativos siempre han sido su dolor de cabeza.

Normalmente, los filántropos quieren que sus donaciones sean orientadas únicamente a los programas y obras de caridad y descartan, en sus mentes, el hecho de que la organización benéfica necesite recursos económicos también para correr con gastos relacionados con el alquiler de sus oficinas y las facturas de servicios.

En términos generales, las asociaciones sin fines de lucro que invierten un mayor porcentaje de los fondos en los programas sociales suelen hacerse con la aprobación de los que hacen los donativos. A su vez, los pocos grupos que logran reducir sus gastos administrativos reciben una palmada de felicitación en el hombro.

Esta perspectiva, sin embargo, no es del todo correcta, ya que la organización puede registrar unos gastos administrativos bajos, pero es ineficaz en la ejecución de sus campañas humanitarias o en la administración de sus fondos. Es decir, el rendimiento de los grupos benéficos no está directamente vinculado a la proporción de sus gastos administrativos.

Prueba de ello, es que las empresas con ánimo de lucro, las cuales no son tan escrupulosas con los gastos administrativos, suelen destinar más del 70% de sus recursos económicos a áreas como ventas, publicidad, marketing. Incluso aquéllas que invierten sumas cuantiosas en desarrollar su potencial (aunque perciben un aumento notable en sus gastos) logran destacarse con más fuerza y efectividad en el mercado.

Estas estadísticas dejan en evidencia que el valor de las organizaciones no debe basarse sólo en una variable: el cálculo de los gastos administrativos. Más bien, se debe prestar mayor atención a la medición de la efectividad y al rendimiento de la inversión.



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