Como lideres, se nos pide ayuda en casi todas las esferas de la vida. Colegas, amigos o miembros de la familia suelen pedir nuestra opinión sobre algunos aspecto relevantes en sus actividades cotidianas. Pero, alguna vez se ha preguntado ¿que tanta de esa ayuda sirvió realmente?
Habrá sido que -incluso teniendo las mejores
intenciones- a veces su asistencia sólo complicó mas las cosas.
Aquí hay tres
tipos de "ayuda" que debe evitar dar:
- La ayuda incorrecta. A veces la única ayuda que se puede dar no
es realmente lo que se necesita. La gestión que ofrece, por ejemplo, no es suficiente cuando en realidad es liderazgo lo que hace falta.
- La ayuda adecuada en el momento equivocado. Para que la ayuda sea útil, los destinatarios deben estar preparados para recibirla. Es fácil
malinterpretar la apertura como una invitación, pero la prestación de
asistencia antes de que se haya solicitado en última instancia resultaría contraproducente.
- La ayuda correcta, pero en exceso. Si usted ofrece
apoyo y es recibido con gratitud, no puede saber cuándo parar. Manténgase en
sintonía con los receptores para hacer un so eficaz de sus
servicios, y se detendrá cuando ya no sean de necesarios.