Ser dirigente - empresarial, social o familiar- es una función que en ocasiones se otorga o por mandato o por merito propio, en cualquiera de las dos opciones el saber cumplir con dicha función requiere de habilidades y características especiales, las cuales podrían haberse heredado pero también haberse aprendido. Y es ahí donde todos nos preguntamos: entonces ¿qué es lo que distingue a un buen líder de uno malo?.
Toda organización es fiel reflejo de lo que son sus directivos. Y son ellos los que terminan por conformar la cultura organizativa que define las actitudes y comportamientos de los empleados.