Uno de los principios de la contabilidad es que a todo cargo corresponde un abono, de características complementarias y por importes similares en su totalidad.
Cuando se trabajaba manualmente había problemas de cuadre al final de un periodo o al cerrar el ejercicio, situación que se tornaba en pesadilla por tener que checar todas las operaciones registradas, lo cual , por lo general, llevaba muchas noches de desvelo.