Por Po Bronson
Seis años atrás, la industria de tecnología entró en crisis, la economía se estancó y los ataques terroristas del 11 de septiembre alteraron definitivamente el humor de la nación. Poco después se publicó un artículo (y un libro homónimo) titulado “¿Qué debo hacer con mi vida?”, que levantó un gran revuelo.
Por lo general, cuando escucha esta simple pregunta, la gente entra en un estado de introspección que deriva en un estado de autoindulgencia económica: el sujeto que deja su trabajo simplemente porque está aburrido o el que yace eternamente en el sofá preguntándose por el sentido de la vida o, peor aún, el que se gasta todos los ahorros en un viaje que se supone le revelará su objetivo en este mundo.