La crisis del tercer mundo evoca la situación desesperada que viven los países que contrajeron enormes deudas y ahora están sumidos en la pobreza, sin poder pagar sus debitos ni elevar el nivel de vida de sus pueblos. No obstante el economista Alan Reynolds afirma que existe un remedio contra el estancamiento y la inflación, y que sirve para países de muy diversa índole.
“En 1985, después de seis años de depresión, la tasa anual de inflación en Bolivia fue del 23,000 por ciento, y el producto per capita, ajustado al incremento de precios, había descendido 30%. Sin embargo, para 1987, la inflación bajo a 10.6%, y la economía empezó a crecer a un ritmo del 2%, a pesar de que los precios del estaño y del gas natural -dos de las exportaciones principales de Bolivia- estaban sumamente deprimidos. ¿Cómo pudo lográrlo ?
La tasa mas alta del impuesto sobre la renta fue reducida al 10%. El déficit presupuestario, que era del orden del 36% del Producto Interno Bruto (PIB) en 1984, había desaparecido prácticamente en 1986. El gobierno boliviano ya no tenia que imprimir dinero para pagar sus cuentas.